16.2.08

Cuentas atrás.

En algunas ocasiones podemos creer que nuestro tiempo está únicamente dominado por nosotros mismos, pero cuando nuestra vida se basa en contar los días y los meses con cuentas atrás todo se vuelve contrario a lo que nosotros creíamos dominar. A veces sólo contamos cuántos días faltan para la recuperación de determinada asignatura o para las vacaciones, otras veces contamos los días que faltan para viajes mucho más que esperados, otras veces incluso contamos los días para que nuestros sueños se cumplan o se rompan definitivamente.
Cuando mantienes una cuenta atrás de este tipo parece que nada más te importa, y sí, es verdad, sigues viviendo, comiendo, durmiendo, estudiando, pero nada te importa excepto tu sueño, ni siquiera eres capaz de mirar atrás en el tiempo y ver cuando tu sueño comenzaba a tomar forma; el tiempo es efímero, pero en esta ocasión resulta ser un tiempo muy largo al vivirlo, y muy corto -casi inexistente- al recordarlo lamentándote o simplemente sonriendo. En estas ocasiones te cuesta hasta respirar, ya que estás terriblemente ansioso por saber el resultado que cambiará tu vida para siempre, pero te convences de que no será así, de que puede que cambie tu vida para siempre, pero para peor, ya que una decepción puede hacer mucho más daño que la mayor de las alegrías.
Quieres que llegue el día, pero también quieres que no llegue. Sabes que mientras dura la espera las esperanzas siempre están ahí, por muy pequeñas que sean, pero los días pasan, las cuentas atrás van disminuyendo, llega el día, la noche anterior puede que la pases sin dormir, entonces ya nada te importa, sólo tu sueño, ese único y exclusivo pedazo de tí que describe exactamente cómo eres y por qué luchas por algo así.
Definitivamente las cuentas atrás no están hechas para nadie, pero...¿acaso no vivimos de ilusiones? ¿acaso no necesitamos saber si los sueños son posibles? ¿acaso no necesitamos un empujón hacia la realidad si nada va como esperamos...?

16 días para un principio o para un fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo tensión en este post, de la buena y de la mala. No dejes que una alegría o una pena te cambie, sobreponte siempre a las circunstancias. Un abrazo muy fuerte.