15.2.08

Gente.


Es extraño, pero nunca te das verdadera cuenta de que estás solo/a hasta que no ves un grupo multitudinario como el de la fotografía. Puede que cada uno vaya a su trabajo, a su centro de estudios, a su casa...pero allí siempre va a tener quien le salude o le dé dos besos. También puede que nosotros lo tengamos y no nos demos cuenta, pero cuando llegas a un lugar días y días de la misma forma y a la misma hora del día y no encuentras a nadie para recibirte o hablarte de cualquier tema banal...estás solo. O sino el mismo entusiasmo con el que te saludan los demás podría simplificarse en un simple gruñido, más tarde tú también pierdes la ilusión simplemente por saludar. Pasas de todo.
Cuando una multitud es capaz de hacerte sentir diminuto incluso aborreces tener que escuchar sus conversaciones ya que siempre estarán llenas de planes, de viajes, de amores, de historias que tu hubieras querido vivir y contar...Y sólo estás tú y tu música, sueñas con un "wonderful world", con "les vieux amoreux" o con algún "métèque". Escuchas las mismas canciones porque te gustan, te hacen soñar y por un momento te crees el protagonista de una gran historia..., puedes imaginar con todo detalle cómo alguien te susurra al oído lo que siente cuando te vas, cuando no estás...Puedes sentir el sonido del mar mediterráneo, el viento rozando tu piel...Puedes sentir que viajas y nunca vuelves.
Lo malo es que en algún momento vuelves a la realidad, quizá cuando se agota la batería del mp3, o cuando tienes que entrar en clase, o simplemente cuando no tienes esa música a tu alcance. La gente te hace sentir pequeño, diminuto, odias que ellos sean felices mientras tú no lo eres, odias su felicidad y su interesante rutina. Simplemente odias cuando alguien puede llegar y sin hacer nada es para el resto "la persona más interesante que han conocido".
Esto da que pensar, sobre todo porque no sabes si eres tú el culpable de esa situación o es la gente.
Dí tú mismo lo que sientes cuando los demás son felices y tú los odias a ellos y a su felicidad, dime qué es lo que sientes cuando no dejas de quejarte, de hundirte en tus propios problemas y no puedes escapar de ellos. Nunca dejaré de repetirlo, pero somos masoquistas, nos encanta sufrir y quejarnos, nos encanta odiar a los demás y a sus estúpidas sonrisas, nos encanta todo ello y por eso no hacemos nada para arreglarlo, porque somos así, la gente es así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Has visto Manhattan? Trata de los baches autoimpuestos por los seres humanos que lo tienen todo para ser felices. Cómo no, es de Woody Allen y hoy la he visto por 3ª ó 4ª vez.

¿Qué me dices de la música de la calle? No es un "wonderful world" o unas "vieux amereux" (aunque tampoco sé qué es lo que quiere decir esto último). Es la realidad. A veces no es grata, en ocasiones una perforadora en medio de una obra, un llanto, un coche, una bota pisando un charco... te zumban los oídos y te deprimen, pero es lo que hay. El mp3 está muy bien en su contexto, pero la calle no suena a jazz ni a pop, no te engañes, lo mejor es ver oír cada cosa en su contexto.

Y habla, habla mucho y con muchos, que la música de las personas son las palabras.