30.3.08

Desconocidos.

Se puede decir que nadie me conoce excepto yo.
Éste blog es tan solo una mínima parte de lo que es mi mente, pero es lo más cercano al yo que yo solo conozco. Muchas veces, por raro que parezca, escribo algo que quiero publicar, y al volver a leerlo lo borro, quizá por miedo a que quien lo lea descubra quién soy yo de verdad, y me llegue a conocer más que yo misma.
Hoy en día, en este mundo de prisas y de desconocidos, nunca se sabe qué puedes descubrir sobre otras personas, y lo que éstas van a aprender de tí o tú de ellas. Yo soy el resultado de quince años de vida, aprendiendo y descubriendo, añadiendo recuerdos a mi propia película.
Muchas veces creo que nunca conoceré a nadie tal y como me conozco yo, pero no es eso lo que me preocupa, sino el no poder a llegar a hablar de algo con la naturalidad que haría falta en cualquier lugar. La gente, durante toda su vida se conoce y relaciona con los demás, pero dudo que la mayoría llegue a tener una conversación con un conocido que pase de ser sobre el tiempo que hace. Nadie habla con los demás de sus problemas, de sus sentimientos, de lo que de verdad piensa sobre sí mismos.
A veces, muchas personas parecen no tener sentimientos. Puedes ser el mejor amigo de alguien y nunca haberle visto llorar, quizá eres tú el que llora y al que creen débil por ello. Y al final nunca hablamos.
Muchas personas se aíslan, viven en internet, porque creen que al otro lado de su pantalla, quizá a cientos de kilómetros hay alguien que se siente igual que él, que no tiene amigos con sentimientos, que escribe un blog, que necesita hablar. Pero aquellas conversaciones nunca llegan a ser más que conversaciones, en las que casi nunca se habla, en las que sólo se quejan, sólo se preocupan, pero no llegan a conocer a la otra persona hasta tal punto de saber qué número de pie calza o si le gusta ir al campo. A veces puedes hablar durante meses con una persona y no saber siquiera su nombre. Muchas veces pienso que hablar con alguien es imposible.
Con tu familia sólo hablas de estudios, de disputas con supuestos amigos que no existen, y de enfermedades diagnósticadas por el médico. Con los que son tus supuestos amigos sólo hablas del chico/a que te gusta, del frío que hace, o de lo estresado que estás con el examen de matemáticas. Con los simplemente conocidos hablas del tiempo. Y con los amigos internáuticos y virtuales hablas, te quejas, pero muchas veces no sabes ni cómo se llaman y sólo los conoces por una dirección de correo, un nick, una fotografía, y si acaso una grabación de voz.
Todos ellos son distantes, y cada vez más lejana la oportunidad de conectar con alguien hasta tal punto de saber si le gustaría saltar en paracaídas o si tiene alguna afición secreta como escribir un blog que nadie lee.

Finalmente todos acabamos siendo desconocidos. Nunca sabremos cómo hablar.

24.3.08

Y cantar, cantar, cantar...


Hacer fotografías como ésa y reírme de las tonterías que hago.
Olvidar lo que me hace poner mala cara. Olvidar a todos.
Desafinar cantando bennie and the jets de Elton John.
Mirar la lluvia desde la ventana.
Leer un libro y reírme a carcajadas. Ver películas malas de suspense.
Comer muchas gominolas y esperar el dolor de estómago.
Reírme de los anuncios de la televisión.
Ir a la Fnac y mirar todo lo que no voy a comprar.
Andar por casa con una manta en vez de con una bata.
No lamentarse por nada. Olvidar los problemas.
Y cantar, cantar, cantar...

She's got electric boots a mohair suit...

16.3.08

Hasta pronto.

Durante estos dos días 'de descuento', como lo llamo yo, me ha sido imposible actualizar por causas diversas (vagancia, falta de inspiración etc.). Tampoco he hecho gran cosa, y es que las vacaciones pueden servir para muchas cosas, en mi caso, para no hacer absolutamente nada.

El título del post de hoy dice mucho, y en efecto, me marcho -otra vez- a Lugo.
Me voy a buscar la calma que debí perder en algún momento indeterminado de esta segunda evaluación, aunque evidentemente corta, ha sido realmente pesada.
Tengo ganas de ver cómo regreso llena de ilusión y de fuerza, para no ser aplastada por las adversidades de cualquier vida...

En fin, me tengo que ir a dormir en dos horas y aún no tengo la maleta, y encima tendré que madrugar a las seis y media de la mañana, para soportar seis horas de autobús. En fin...las vacaciones nunca son vacaciones del todo, ¿verdad?

Antaño, solía hacer la maleta una semana antes de irme de viaje. Pero las costumbres siempre se acaban perdiendo...
Lo importante de este viaje es olvidarme un poco de Oviedo, y todo lo que tengo aquí.
No dudaré en hacerlo aunque solo sea por una semana.
Realmente me da igual lo que tenga que llevar, mientras no se me olvide el portátil para seguir trabajando en "proyectos" ...(traducción: "sueños")

En fin, buenas vacaciones a todo el mundo.
Se despide, María, Miss Lunatic ...o como queráis llamarme.

12.3.08

¡Mala gente!

Puede que desde hace años sepa que soy mala por naturaleza y no me haya querido dar cuenta de ello. Pero sí, en efecto, soy una mala persona.
Pero es que en realidad todos lo somos.

Creo que puedo asegurar que en la mayoría de ocasiones nuestra felicidad se basa en la "destrucción" de otras personas (literalmente hablando, claro). Ya puede ser nuestro mejor amigo, nuestra pareja, o sorprendentemente, un miembro de nuestra familia; incluso puede ser una persona a la que admires enormemente. Pero indudablemente muchas veces la admiración se convierte en odio, o mejor dicho envidia, y no desearías otra cosa que a esa persona le cayera un yunque del techo, en plan correcaminos, al que nunca le acaba sucediendo nada.

Por eso somos malos. Lo dudamos y lo negamos, pero siempre hay alguien por encima de nosotros, y ese alguien, en consecuencia, es el punto central de nuestras conspiraciones personales (que nunca llegan a hacerse realidad). Quizá lo único que necesitas es que se desmorone y te abrace y te diga "estoy destrozado/a", para que de tus labios salga la típica respuesta "todo tiene arreglo", mientras una perversa sonrisa aparece en tu cara de mala persona. Oh, entonces sí que somos malos.

Deseamos que ese alguien sea dejado por su pareja, que se desmorone psicológicamente y que nosotros seamos su apoyo incondicional, o que simplemente arrastre una mala racha con los estudios o el trabajo...

Quienquiera que lea esto pensará "yo no soy así", pero en realidad sí que lo es, simplemente porque ser persona 'a secas' conlleva ser mala persona en alguna que otra ocasión.

Esta vez no aceptaré un no por respuesta. Touché.

10.3.08

De novelas y otros desvaríos.

Es curioso que a veces un sueño se convierta en otro, es curioso también que cada día esté a punto de dormirme en el autobús, es curioso que tenga una lista de cincuenta y cuatro libros por leer y que en realidad no sean ni una milésima parte de los que tengo en otra lista mental. Sí, todo y mucho más es curioso. La música predepresiva de James Blunt, hace pensar aunque parezca que no.

Nunca me había dado cuenta, pero...nunca escribo sobre nada concreto, llego, abro la página y ¡zas!, me pongo a escribir lo que pienso. No es ése el tipo de escritora que quiero ser. Yo quiero ser como Paulo Coelho, un escritor que hace pensar, y que lejos de contar historias complicadas, te hace pensar, y vuelves y piensas, y piensas aún más. Quizá debiera escribir un libro titulado "Nunca seré Paulo Coelho", o quizá debiera guardarlo en mi mente para nunca escribirlo.
Es curioso, pero hace medio año (quizá más) tenía una novela corta casi acabada; no, no lo digo por decir, no lo digo por hacerme la interesante, no sé ni por qué lo digo; pero sí, es verdad, hace medio año estaba a punto de acabar una novela corta que de momento iba por 108 páginas ¿te imaginas?, ciento ocho páginas llenas de sueños propios vistos a través de ojos de otros, es raro que eso ocurra en una pseudonovela negra, pero que en realidad es de adolescentes. Pero eso da igual, el caso es que hace medio año la tenía casi acabada, y ahora simplemente debería volver a empezarla. Eso se fue. Aquello que todo un escritor desea, y cuando una novela está a punto de finalizar no se marcharía a menos que se echara de golpe. Parece que la acabé de echar a patadas. El pensamiento de que una adolescente de quince años (entonces catorce) estuviera escribiendo una novela me parecía totalmente inverosímil, quizá tanto como el seguir escribiendo medio año después. Me ofusqué y ya no hay historia.

Ahora, como tantas otras veces fracasadas, he pensado en continuar aquella novela, pero quedará perdida en una carpeta de mi ordenador durante varios meses más, creo. Y en vez de volver a escribir aquello, escribiré otra cosa (está claro). Otro sueño.

¿Se puede saber de qué se trata ahora?
Otro sueño, otro, otro...

Los sueños llegan a ofuscar. Será eso lo que me pasa.

2.3.08

Un fin.

Recuerdo a toda esa gente maravillosa que me decía que los sueños se cumplen.
Y me recuerdo a mí misma soñando.

Ahora, después de que hayan pasado tan solo dos días de mi vuelta a la Tierra, a la verdadera realidad, sólo puedo decir que por mucho que se sueñe algo no se cumple, para cumplir sueños hacen falta muchas más cosas a parte de una voluntad de hierro y cuatro meses de trabajo en vano.
Ahora quedan...planes secundarios...no cejaré en mi empeño de escribir (ya dije que finalmente haría lo que me viniera en gana), y no cejaré en mi empeño de cumplir algún sueño, aunque no sea con aquella ilusión que parece haber sido dejada atrás hace muchos años.

Lo que sí sé es que siempre hay un antes y un después, y tras haber vivido un fin de semana demasiado extraordinario tengo muchos planes que espero llevar a cabo con mucha ilusión, con una ilusión que de momento no me caracterizará hasta dentro de varias semanas. Hay un antes en aquellas ilusiones y pensamientos positivos, hay un después volcado en un sueño, en la última oportunidad que me queda, dentro de un año exactamente. Las cosas nunca son tan fáciles como nosotros creíamos, pero acaso ¿no hemos seguido viviendo?
Muchos han vivido y vivirán lo que yo acabo de vivir, y que algo como ésto no vaya como uno desea desemboca en una frustración y en una tristeza no comparable a otras cosas, ya que la realidad te viene de repente, sin aviso, simplemente con una lista con nombres en orden alfabético, en la que tú, por supuesto, no estás.

Más voluntad, más trabajo, más empeño, más realismo.
Un año, sólo un año y todo eso se convertirá en una nueva oportunidad.

1.3.08

Grandes despedidas.

Bienvenida a la realidad.
No podemos darte más que un sueño que vivirán otros.
Lo siento, vuelve el año que viene.