2.3.08

Un fin.

Recuerdo a toda esa gente maravillosa que me decía que los sueños se cumplen.
Y me recuerdo a mí misma soñando.

Ahora, después de que hayan pasado tan solo dos días de mi vuelta a la Tierra, a la verdadera realidad, sólo puedo decir que por mucho que se sueñe algo no se cumple, para cumplir sueños hacen falta muchas más cosas a parte de una voluntad de hierro y cuatro meses de trabajo en vano.
Ahora quedan...planes secundarios...no cejaré en mi empeño de escribir (ya dije que finalmente haría lo que me viniera en gana), y no cejaré en mi empeño de cumplir algún sueño, aunque no sea con aquella ilusión que parece haber sido dejada atrás hace muchos años.

Lo que sí sé es que siempre hay un antes y un después, y tras haber vivido un fin de semana demasiado extraordinario tengo muchos planes que espero llevar a cabo con mucha ilusión, con una ilusión que de momento no me caracterizará hasta dentro de varias semanas. Hay un antes en aquellas ilusiones y pensamientos positivos, hay un después volcado en un sueño, en la última oportunidad que me queda, dentro de un año exactamente. Las cosas nunca son tan fáciles como nosotros creíamos, pero acaso ¿no hemos seguido viviendo?
Muchos han vivido y vivirán lo que yo acabo de vivir, y que algo como ésto no vaya como uno desea desemboca en una frustración y en una tristeza no comparable a otras cosas, ya que la realidad te viene de repente, sin aviso, simplemente con una lista con nombres en orden alfabético, en la que tú, por supuesto, no estás.

Más voluntad, más trabajo, más empeño, más realismo.
Un año, sólo un año y todo eso se convertirá en una nueva oportunidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo madurez en tus palabras, una mezcla de tristeza, entereza e inconformismo. Sabes que habrán muchas otras oportunidades, y sabes, porque te lo digo yo, que tienes talento. La vida no es un sueño pero tampoco es una cama de pinchos, es más, la vida es un sueño en una cama de pinchos, has de encontrar el punto exacto para sentirte a gusto, y un leve movimiento, una ínfima modificación vital, puede provocar el caos. El caos es necesario a veces, para resurgir de él. No habría alegría sin tristezas. Cuídate mucho.