24.12.07

¡Hasta el año que viene!

Es posible que no se vea bien, el caso es que se (supone que se) puede leer si la agrandáis vosotros.
Estoy loca, lo sé. Algo me empujaba a hacer algo diferente por Navidad, todo era demasiado monótono, y estaba cansada de felicitar continuamente a gente a la que no le deseara una buena Navidad (ya sabéis, cosas de adolescentes locas)

Me marcho una semana (o más) a Lugo, en búsqueda de inspiración y calles nuevas que recorrer. De modo que hasta el año que viene.

22.12.07

Miradas

¿Por qué la gente no sabe sostener las miradas de los demás?
En el autobús siempre cruzo miradas con la gente, me miran unos segundos, pero cuando me giro para mirar a ésa persona, también aparta la mirada de mis ojos (o de mi cara en general)
Creo que yo soy de ésas personas, me cuesta sostener miradas, ya sea por vergüenza o por asuntos de fuerza mayor. Incluso me cuesta sostener la mirada a gente que veo todos los días. A veces me siento inferior, puede ser por eso.
El caso es que a mí tampoco me gustan esas personas que no son capaces de mirarte a los ojos -o por lo menos a la cara- mientras hablas con ellos/as, me pone enferma ¿Acaso temen la mirada de la otra persona? ¿Acaso ellos y ellas también sienten esa fuerza mayor impidiendo sostener una mirada con otra persona?
Siempre que escribo relatos imagino un mundo en el que la gente se mira a los ojos sin miedo, en el que incluso hay personas que pueden sostenerse la mirada durante horas. Pero es verdad que yo tengo demasiada imaginación, y eso solo pasa en los libros o en las películas.
Es curioso que en la calle gires la vista continuamente al ver los ojos de otra persona apuntando hacia los tuyos. Dos personas desconocidas no pueden quedarse enganchadas a través de sus ojos, los llamados "ventanas del alma".
Todo tiene su sentido, pero la duda no está resuelta ¿por qué la gente no se puede mirar sin miedo o sin vergüenza?
Somos raros...

21.12.07

Propósitos irónicos.

Todos tenemos propósitos para el nuevo año, pero como dice mi profesor de inglés...el día 1 de enero ya no nos acordamos (el motivo que da él es a causa de la resaca, pero yo no soy de esas personas que se emborrachan, así que lo que hago es atragantarme con las doce uvas y reírme mientras me miran ominosamente -de ominoso-)
Por lo tanto yo sí que me acuerdo, pero no tengo propósitos para el 2008 porque ya sé lo que me deparará el futuro, y no, no soy una vidente con un tercer ojo en la frente, simplemente la rutina se queda como está y por mucho que desee cambiar mi vida no va a cambiar. Tengo asignada una forma de vivir, y creo que así se quedará durante mucho tiempo (por muy aburrido que sea el destino, al fin y al cabo, es el destino, así que ajo y agua, lean entre líneas)
Lo que sí tengo son propósitos para cumplir antes de que acaben las fiestas de Navidad (que no son precisamente pocos) y muchos, por no decir todos, son académicos. En efecto, suspendo una y para mí el resto del mundo no me importa ni un carajo (con perdón) hasta que no la apruebe, y como no la apruebe ya se sabe lo que hay.

Propósitos navideños :
-Leer "La Regenta" (para literatura)
-Escribir una continuación de "Una casa en Mango Street" (para literatura)
-Leer "El niño con el pijama de rayas" (para historia)
-Acabar "Veronika decide morir" (porque sí)
-Hacer diez temas de ejercicios para la escuela de idiomas (Vive le temps, vive le temps, vive le temps d'hiver...joyeux, joyeux noël...)
-Hacer una redacción en inglés (en la que contaré, sin mucho preámbulo mis aventuras y desventuras navideñas, que no son pocas, puesto que tengo que hacer "muchas cosas poco interesantes pero que escritas en inglés quedan bien")
-Leer un libro sobre pintores renacentistas que me será prestado mañana, para hacer un trabajo que cambiará mi vida (qué repetitiva soy, todo me puede cambiar la vida...)
-Hacer un trabajo "extraescolar" para la UCM, que en el remoto caso de que llegara a hacerlo bien me cambiaría la vida (pues sí, esto sin dudarlo)
-Hacer una hoja de ejercicios de matemáticas que supuestamente me ayudarán a recuperar, pero que al contrario, no me servirán de nada puesto que voy a suspender igualmente (pero bueno, yo por intentar aprobar lo intento ¡que luego no se diga!)
-Volver a estudiar tres temas de física para un examen que supuestamente yo no tendría que realizar porque he aprobado sin problema (pero vamos, que hay que estudiar igual porque la palabra del departamento es sagrada...)
-Pensar -y a ser posible, si no es mucha molestia..., escribir- algo para un concurso literario.
-Realizar un resumen para Ética (error: ya lo he hecho, pero lo pongo igualmente porque son propósitos navideños)
-Irme siete días a Lugo, a buscar inspiración y de paso, nuevos lugares que recorrer (andando o andando)
-Procurar estudiar algo para que cuando llegue la hora de volver a clase no tenga problemas (bueno, en realidad éste es el típico ¿verdad? pero nunca se cumple, aún así sigue siendo un bonito propósito...)
-No morir atragantada con las uvas (cada año es un calvario, me empiezo a reír y a reír, mientras que Ramón nosequé sigue dando las campanadas, ¡con lo rápido que van es imposible comer las doce uvas tranquilamente!)

Hasta ahí el post de hoy.

Nota para los lectores: véase (léase) el tono irónico en varios tramos del post, es humor irónico -de ironía- (para los que no lo entiendan, que pregunten a alguien que sepa de humor, a mi no, que no tengo gracia)
Aviso para los lectores: lo sé, no tengo gracia.
Orden para los lectores: ¿orden? sí, orden.
Último apunte a tener en cuenta (ya no quedaban nombres): los propósitos son verídicos, todo parecido o relación con mi vida es cierta también, y la gracia se la ha llevado el 2007 ¡será cabrón!

20.12.07

Diferente.

Hoy veo el mundo con otros ojos.
La mañana ha transcurrido con total normalidad y parte de la tarde también. Aprisa y corriendo a la hora de comer, que, como siempre me quedo embobada (ésta vez por la película de Romeo y Julieta en versión "moderna"), aunque siempre salgo corriendo y consigo no perder el bus.
Para mi sorpresa, hoy logré tomar un sitio al lado de la ventana, y ante la mirada reprobatoria de la universitaria que se sentaba a mi lado, saqué el libro que estoy leyendo ahora ("Veronika decide morir", Paulo Coelho) y me sumergí en otra(s) vida(s) diferente(s). El tiempo pasó y llegué como cada tarde, a la escuela de idiomas.
Algo empezó a cambiar desde el momento que la profesora puso villancicos en francés (algo que a mucha gente no le haría ilusión, pero a mí si) y empezaron a sonar aquellas melódicas voces, que me recordaron el motivo exacto de por qué estudio francés. Simplemente porque me encanta.
Cuando salí acompañada del aire frío decidí que iría andando los cuatro kilómetros que separan mi casa de la escuela de idiomas (respondiendo a la muda pregunta: no, no estoy loca, simplemente me gusta andar) y pensé que todo sería monótono y simplemente aburrido (como cada vez que salgo de aquél lugar, cuando sencillamente, se acaba mi emoción por un día) pero minutos después me encontré con una compañera de la clase de francés, una de ésas personas que no permiten el comienzo de ésos silencios tan incómodos, que simplemente da conversación y aunque no sean temas demasiado trascendentales es algo totalmente inverosímil e improbable para una persona como yo; haciendo que sienta posible aún un intento de relación social (cosa también imposible en mi caso). Cuando se despidió de mí dijo "Feliz Navidad", lo que dice todo el mundo en éstas fechas, pero no lo dijo de esa manera obligada que tanto odio, sino de verdad. De verdad. De...Bueno, ya me entendéis. Sin saber por qué me sentí acorde con aquello que se dice del espíritu de la navidad, que por ejemplo alguien te diga esa simple frase y tú se lo agradezcas interiormente, simplemente porque es algo que te llena y te arranca una sonrisa incluso minutos después.
Seguí por mi camino, y rato después me encontré con una persona conocida, algo que normalmente me saca de quicio sin saber el motivo, en cambio hoy pude sonreír francamente y soltar un escueto "hola". Aquello por menos raro que pareciera en alguien común, para mí que normalmente resulta un esfuerzo -me encuentro en tensión- esa vez fue demasiado fácil.
Seguí de nuevo por mi camino, admirando las calles, fijándome en cada una de las miradas de las personas que pasaban a mi lado, con el frío viento acompasando mi rápido caminar...Las luces de navidad por doquier, niños, adolescentes, hombres y mujeres, ancianos...Llegué al campo San Francisco, ahora con los árboles desnudos, en el que apenas me adentré y volví a salir hacia el paso de peatones.
Una anciana me dio un toque en el brazo y me preguntó si la podría ayudar a cruzar porque no veía bien. Aquello me chocó, soy una de esas personas que creen que muchas cosas pasan solamente en los libros o películas. Pero no, aquella vez era yo la adolescente que ayudaba. Aquella mujer se aferró a mi brazo, y caminando más lentamente cruzamos. Cuando llegamos a la otra acera me miró y me dio las gracias. Aún recuerdo su mirada de sincero agradecimiento. Reitero que aquello para mucha gente no hubiera sido algo especial, pero me sentí útil, y algo así no se puede pagar ni con todo el dinero del mundo. Sonreí durante varios (muchos) minutos, mientras recordaba las últimas palabras que le había dirigido a aquella anciana "no se preocupe, no me molesta, de nada" Algo que me haga sentir llena y útil, no sabía que era eso lo que necesitaba (o al menos en ése momento).
Minutos después, aún en el centro, quise hacer una de mis visitas relámpago a la biblioteca, pero como siempre, me tuve que topar con una obra y por no rodear...Seguí mi camino.
Siempre recorro el casco antiguo, y ésa vez no era para menos. Llegué a la plaza del ayuntamiento, cuya fachada estaba adornada con cientos de pequeñas bombillas, no sin la presencia de la mujer de la ONCE haciendo negocio delante del edificio..., no soy de ésas personas que desean que la suerte les acompañe, vamos, a mí lotería la mínima, pero decidí que la próxima vez que la viera le diría "feliz Navidad", de verdad. Me dio por pensar dónde estaría ella en Noche Buena ¿tendría familiares con los que cenar? ¿pareja? ¿amigos?, sin conocerla de nada, excepto de verla sin falta delante del Ayuntamiento deseé que pasara unas buenas y felices navidades.
Continué, y me metí en la "calle de los turistas", como la llamo yo, una entrañable callejuela ovetense, donde durante el verano puedes encontrar a todo tipo de personas hablando alemán, francés, inglés, en una pequeña terraza que instalan a las puertas un pequeño bar-cafetería de la misma calle. Y donde ahora, en invierno, no hay terracita, pero hay todo tipo de personas en un local donde hacen exposiciones, o curioseando en una tienda para zurdos donde puedes encontrar las camisetas más ingeniosas, o comprando en un kiosko de la calle paralela, o bebiendo un copazo en un bar que hace esquina con el Ayuntamiento, o sobre todo, en la heladería Diego Verdú, donde hay decenas de personas intentando comprar turrón.
En la misma calle pasé también delante de una librería en la que nunca entré, pero de la que siempre curioseo el escaparate, ahora ante la mirada inerte de un reno de lucecillas navideñas.
Entre tanto, encontré a otra persona conocida, a la que saludé con la misma alegría 'no-simulada' que en la ocasión anterior. Tampoco sin esfuerzo.
Llegué a la plaza de la catedral, donde un extenso belén corroboraba la proximidad de la navidad, y sobre todo la felicidad de muchas personas que lo observaban con interés. Desde las alturas, como no, custodiaba toda la escena la catedral...no pude evitar levantar la cabeza y admirar su estilo gótico, con arcos imposibles en la única torre, con aquellos arcos enormes, también me fijé en el campanario, lo que me recordó la primera escena de La Regenta -la única escena que he leído por el momento-. Justo al lado se hallaba la luna, con un levísimo resplandor tapado casi por grises nubes que amenazaban -y amenazan- con una inminente tormenta (o simplemente, lluvia).
Volví a las callejuelas, saliendo poco a poco del casco antiguo, volviendo lentamente al siglo XXI.
A partir de ahí todo fue normal. Al llegar a casa comprobé que nunca me había costado tan poco hacer los deberes y estudiar un poco.
Este sería un día normal para mucha gente ¿verdad?
Para mí ha sido extraño. Pero conseguí verlo todo de diferente manera, de manera especial sin perder la sencillez de cualquier vida.

18.12.07

(huír)



Me gustaría escuchar música "tensa" mientras me siento en un banco como este. Que seis grados de temperatura me dejen totalmente relajada, que deje incluso de tiritar, quizá de sentir.

Que la música me transporte a lugares mejores. Que me muestre sonrisas que nunca veré, o escuchar palabras de apoyo que tanta falta hacen.

Que todo llegue a ser tan inverosímil que alguien pase a mi lado y se le ocurra sentarse conmigo. Que esa persona me hable y diga "¿qué tal?", de verdad.

Quizá aportando un paseo, o quizá una carcajada sin exageraciones y sin plastificaciones sociales.

De verdad.

17.12.07

Caminando en círculos V

Hoy una persona me ha dicho "la humildad no te lleva a ninguna parte". Desearía poder hablar sin restricciones con ésa persona para aclarar que a mí lo que me falta es autoestima y no menos humildad. Sí, definitivamente estaría bien. El problema es que ciertas restricciones morales no me lo permiten, mi subconsciente me estaría martilleando durante toda la conversación (mierda de subconsciente, con perdón por el taco...)
Esta pequeña conversación que podría haber aportado por una vez en mi vida algo sustancial de otras personas ha acabado así...banalmente. El caso es que me ha recordado a otras muchas conversaciones que he tenido en mi vida que al menos han aportado algo a mi persona y a mi poca inteligencia. Hace meses una persona (otra persona) me dijo que la adversidad nos hace más fuertes. Ahora me pregunto qué es la adversidad...¿cuando no puedes hablar con alguien? a veces incluso puede que sea eso. Pero en todo caso las adversidades llegan a todas horas ¿por qué nos tendría que hacer más fuertes?
A veces pienso por qué no soy como los demás, quiero decir, todos somos diferentes, de eso no hay duda, pero hay gente "normal" y gente "distinta". Son conceptos abismales. Me pregunto si sería más feliz bebiendo los sábados, o teniendo miles de amigos en la agenda de mi móvil, que nunca enciendo por ése motivo (el contrario, quiero decir) ¿Y qué pasaría si tanto mi fuero interno como yo nos sintieramos "genial" tras suspender una asignatura que finalmente no te servirá de nada?
Es raro, pero hoy me han notificado mi primer suspenso oficial de verdadera importancia tras mi larga vida académica llena de notas muy buenas, buenas o algo mejorables. Hoy no podía montar escenitas, hoy no tenía a una compañera silenciosa a mi lado, ya que hoy tenía a otras personas al lado, que tienen justamente la culpa de que me escuezan los ojos de contener las lágrimas. En efecto me he puesto filosófica por un suspenso, pero estar en éste lado del juego me hace pensar. Es una sensación extraña...pero en realidad me siento más lúcida que nunca.
Estoy completamente loca, lo sé.
Pero entre asuntos de humildad, restricciones morales, suspensos, charlas banales, frases sueltas, conversaciones de hace miles de años...
Creo que siento algo dentro, como si en mi vida fuera a esperar un cambio (a parte de toda la navidad estudiando matemáticas)
Ni una gota de sudor, ni tres, ni cuatro, serían capaz de "demostrar" el esfuerzo que me cuesta incluso plasmarlo en un blog, donde cualquiera puede leerlo. Pero simplemente me da igual.
Es lo único que me da igual. Me gusta pensar y aburrir a la gente con mis pensamientos.
¿Qué me deparará el día de mañana?
¿Café o capuccino?

16.12.07

?

Sin tiempo. Por suerte mi ojo sigue vigilante...
¿Una metáfora, o una historia similar a 1894?

Escribir

Escribir no es plasmar un papel tus sentimientos. Tampoco lo es escupir -literalmente- tus palabras en un archivo de Word, esperando que algún día aquello valga para algo.Escribir es la vida.
Hoy he leído un artículo sobre Stephen King, que asegura que escribir -mejor dicho, ser escritor- es como tener un cuchillo clavado en el cerebro. Y que el cuchillo ha estado ahí desde el principio, porque viene de fábrica. Lo primero que hace es provocarte, te obliga a abrir un libro, cualquier libro.Me ha parecido una metáfora muy interesante, ya que el escribir y el leer te provoca de igual manera.
Un día te puedes dar cuenta de que tenías un cuchillo clavado desde hace mucho tiempo y escribes, como un loco, por conseguir ese "algo" para mantener de alguna forma u otra la chispa de inspiración y lucidez que te aporta el cuchillo. Y siguiendo con el ejemplo de Stephen King...leí como comenzó a ser conocido como el famoso novelista de género de terror y suspense que es hoy en día. Se inició como cualquier persona en la vida, pero dandose cuenta de que había algo -sí, el cuchillo- por lo que inició su labor de escritor por el momento desconocido con la cabeza llena de ideas para novelas de ficción pero sin ninguna novela publicada, y que ahora, en la actualidad, tiene más de cincuenta novelas publicadas y solo ha perdurado en sí una idea sobre la ficción "un seminario de literatura imartido por uno mismo probablemente duraría unos quince minutos".Sí, sin duda hoy es el día de las metáforas de King, pero ¿acaso no tiene razón? ¿acaso todos no tenemos miles de ideas y planes (quizá para escribir o simplemente en la vida) y cuando quizá los cumplimos en cierto modo la ensencia de la idea se ha esfumado?
Es lo que siento yo. Tengo miles de ideas y de proyectos, tanto mirando hacia mi propia vida como a lo que escribo. E incluso hay veces que ambas no tienen distinción ninguna ya que se mezclan.
¿Acaso escribir ya no es la vida?

Volviendo a empezar

Para una vez que consigo tomarle cariño a un blog y éste tiene que ser necesariamente abandonado.
He intentado por todos los medios escribir la contraseña, pero por lo visto ya no funciona, ahora hay que hacer nosequé de una cuenta google.
Luego dicen que la libertad de expresión está al alcance de todos.
Incluso tardaría horas en volver a postear aquí todo lo que posteé en el otro blog.