3.1.08

Recuerdos.

Los viajes en bus siempre son melancólicos, te encuentras rodeado de gente extraña y solo estás acompañado por el ronroneo del motor del autobús. Tras el cristal nada es como tú esperas, ves, por una parte, la ciudad que tienes como hogar, aquella que aparentemente no tiene secretos para tí, la que recorrerías mil veces más con tal de encontrar callejuelas nunca vistas..., por otra parte, compruebas la soledad de todo aquél ajeno a la jerga consumista, y aunque eso no signifique que tú no seas un consumista (hoy todos lo somos), no te sientes parte de todo aquél derroche de energía y dinero navideño, que solo hace olvidar lo importante (aunque ahora mismo tampoco podría decir lo que es importante...). El caso es que te sientes ajeno a todo aquello...y piensas, piensas en cosas disparatadas, en sueños imposibles, en amigos de los que hace años que no sabes nada, en envidias, en cosas de las que te arrepientes...
Básicamente piensas en todo, en tu vida, en lo que te rodea. Y descubres que hay demasiadas cosas que cambiarías de tu pasado. De un pasado que no volverá, porque es eso, pasado.
Yo soy una de esas personas, siempre pienso en el autobús (básicamente, yo diría que mis pensamientos más lúcidos surgen en el bus urbano, no hay explicación...), desgraciadamente nunca son cosas buenas.
Hoy me he acordado de algo de lo que me arrepiento y me arrepentiré probablemente durante mucho tiempo. Y es que la "fobia" a hablar con alguien puede resultar algo muy malo en demasiadas ocasiones. No es casualidad que dos personas que me hubieran hecho una promesa y luego me hubieran dejado tirada en el último momento, para luego tener que ir yo sola a una presentación de un libro...y aún así eso no fue lo que más me molestó, sino que al llegar, yo misma comprobé que todo el mundo estaba con alguien, nadie andaba solitario en aquél lugar, excepto yo. Cosa más extraña fue la aparición de una chica de mi edad con el libro de la presentación en la mano, también sola viendo libros por los pasillos de la Fnac.
"Seguro que espera a sus amigas, vendrán en decenas, hablarán y reirán, montarán escándalo y serán felices", pensé.
Pero no, incluso después de haber tomado yo el libro también y haber recorrido el establecimiento entero devorando libros con la mirada, seguía sola.
Después de aquél chasco con aquellas dos personas que me habían fallado fui igual a la presentación por un solo motivo (a parte de lo mucho que me interesaba esa presentación, claro) y ese era el conocer a gente. Gente que no me dejara tirada. No era un propósito a despecho, sino para ver si había suerte por una vez.
Mi fallo llegó en el momento en que me acerqué a aquella chica con la intención de presentarme y decir de forma casual aún sabiendo que su respuesta sería sí : "¿vienes a la presentación del libro?" y no pude decir nada, de modo que pasé de largo.
"Le amargaría la tarde...", pensé sintiendome estúpida.
Aquella comedia de las lamentaciones continuó muchos minutos después. Lo verdaderamente raro comenzó enseguida, pues cuando comencé a leer por segunda vez las Sinopsis de todos los libros de la tienda sentí su presencia cercana a mí, me seguía (o eso parecía entonces). De forma casual ambas comenzamos un juego estúpido en el que ella me seguía a mí por la sección de Idiomas y yo a ella por la de Infantil y Juvenil, continuamente, pasando por los libros de Misterio, Fantasía, Cómic, Novela, Narrativa y un largo etcétera...El libro presentado agarrado por mi mano derecha delataba al menos una de mis aficiones, y eso era únicamente lo que necesitaba alguien para ¿presentarse y querer conocerme?
"Tonterías, estoy imaginando que alguien quiere hablarme, ¿hablarme a mí? Definitivamente estoy perdiendo el tiempo...", seguí pensando.
En definitiva, no sé cuántas veces leí las Sinopsis de todos los libros que me podrían interesar, el caso es que las palabras no salían de mi boca, pensé en lo estúpida que parecería presentandome. Hoy la gente no se presenta, sino que es presentada. Lo tenía crudo, vamos...
Un pitido y varios chillidos de emoción anunciaron el comienzo de la presentación, por lo que me dirigí al lugar donde en vez de escritor (ningún escritor extranjero en su sano juicio vendría a Oviedo) había una pantalla con una presentación modernizada. No duró ni quince minutos.
¿Que cómo acabó todo? Regresé a mi casa con veinte euros bien gastados en un libro y con un solo pensamiento: "soy estúpida"
Aquello sucedió hace meses, pero aún me sigue dando que pensar...en el autobús. Es complicada la extraña relación con las personas ¿verdad?, hoy en día tú no puedes acercarte a alguien y decir "hola, soy María, ¿vienes a la presentación del libro?" sin que piense que eres subnormal o algo por el estilo. Hoy en día nadie dice "encantado" acompañado de una sonrisa cuando os presentan. Hoy nadie estrecha la mano cuando se conoce. Simplemente las personas no conocemos a nadie.
Hay gente y gente, siempre me he reído del ejemplo clásico de toda la vida: tú siempre tienes el típico amigo enrrollado, amigo de sus amigos, al que le va bien con las chicas y que dice todo sin miedos, que en un día de fiesta o de salir puede conocer a cinco personas (que también son amigos de sus amigos) o todo el mundo conoce a la típica chica que al igual que el prototipo básico de algún chico dice todo sin miedos, a la que muchas tienen envidia, a la que a muchos les gustaría tener como novia y etc. Vale, hoy el post no va sobre prototipos de personas, pero sí sobre las personas, y siempre existe y conoces a la típica persona lanzada ¿por qué tendría que ser así? ¿acaso esas personas se fijan en las personas más tímidas? Sería muy interesante conocer la forma de pensar de una de esas personas, puesto que esas personas tampoco dicen "encantado" cuando les presentan, porque dan dos besos y no dicen nada más a parte de "¿a qué insti vas?", tampoco dan la mano (para eso están los dos besos).

Quizá han sido demasiadas reflexiones para un solo día, empezando por los viajes en bus melancólicos, pasando por un recuerdo que debería olvidar y finalizando con los prototipos de personas. Pero es que es verdad, la fobia a los demás a veces nos causa demasiados problemas. Nunca somos "nosotros" la persona lanzada ¿por qué será?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aristóteles dijo: "El amigo de todo el mundo no es un amigo" Sí, lo reconozco, me gusta apuntar citas con las que me identifico...

A mí eso que cuentas me ha pasado muchas veces, probablemente haya perdido, por esa estúpida timidez, varios amores de mi vida, pero me veo incapaz de llegar y presentarme, dar dos besos y preguntar por el insti. Me he fijado en eso que dices: "Hoy la gente no se presenta, sino que es presentada." (Sí, me la he
apuntado, ¡deja de mirarme así!) tienes razón. Hoy la gente es presentada y de lo contrario no se conoce a gente nueva. Me encanta
conocer gente nueva, con sus matices, su personalidad, sus manías y paranoias, sus virtudes y defectos, sus miradas... pero se me hace muy difícil dar ese paso. De manera que acabo conociendo a gente
que no elijo o codeándome con las mismas personas...

Hay demasiada vergüenza en el mundo como para conocer el propio mundo.
¡Un abrazo!